Mucho tiempo atrás existieron los caballeros del reino Ndir. Se dice que nadie podía vencerlos, su reino era un lugar tranquilo y pacífico gracias a que nadie se atrevía a desafiarlos. Su rey, como agradecimiento a su gran desempeño, les prometió a todos los caballeros que al terminar su propósito de guerreros les otorgaría lo que quisieran, no importa qué pidieran, el rey proveería.
«¿Cuándo cumpliremos nuestro propósito General?» preguntó un arquero. «Mi esposa y mis hijos estarán muy felices de que vuelva a casa con grandes riquezas.»
«Próximamente«, le respondió el General. «Tenemos una nueva batalla contra los vikingos. Nos hemos enterado que desean conquistar nuestras tierras y el Rey quiere que nos anticipemos.»
«Sueña en grande arquero, que pronto tendrás abundancia, utiliza tu hambre de éxito para efectivamente alcanzarlo.«
La batalla contra los vikingos no tuvo palabras con las cual describirla, pero si tuvo color. Roja fue la contienda y muchos caballeros no regresaron, el arquero se quedó a hacerles compañía. Mientras otros tantos con dolor inmenso en el cuerpo se alegraban de regresar a casa para realizar la pregunta más importante:
«¿Hemos cumplido nuestro propósito general?» la dijo un espadachín.
«Próximamente«, le exhalo el General tras recuperarse del cansancio. «Surgió un nuevo combate, que más bien es una cacería. El rey de los vikingos se refugió con sus aliados del otro lado del mar y nuestro Rey nos ha solicitado navegar para traerlo de vuelta y concluir los trámites de nuestra conquista.»
«Sueña en grande espadachín, que pronto tendrás abundancia. Utiliza tu hambre de prosperidad para efectivamente lograrla.»
Viajar por el mar ofrece un horizonte hermoso para reflexionar y apreciar la vida, pero también puede contagiarte la soledad del basto desierto azul. Y más si tu barco naufraga como le sucedió a una de las embarcaciones de Ndir. Ser espadachín te permite crear habilidades como velocidad, ataques a largo alcance, entre otras, pero dentro de ellas no se encuentra el sobrevivir en una isla desierta.
Regresaron las huesos con poca carne caminando, eran los guerreros que cumplieron con lo prometido de traer al rey vikingo de regreso para arrebatarle lo que ahora era de Ndir. Ahora no había general para preguntarle lo que todos ansiaban por saber. Sin embargo, tuvieron el honor de ser recibidos por el Rey.
«Honor es lo que veo en ustedes y agradecimiento es lo que yo les doy por cumplir con mis ambiciones para este reino. Yo hice una promesa con ustedes de otorgarles todo lo que me pidan una vez cumpliendo su propósito, y eso es lo que haré.»
«Solo queda una cosa más por hacer, hemos perdido a muchos de nuestros hermanos en las batallas de conquista. Necesitamos crear un nuevo ejército. Para eso es necesario que viajen y traigan más caballeros. Los reconocerán a simple vista como nosotros los reconocimos a ustedes.»
«Necesitamos guerreros que sueñen en grande. Que tengan hambre de gloria para que en nuestro reino la alcancen.»
Un guerrero herido, apenas si podía sostenerse de pie le pregunta a su hermano de a lado: «disculpa hermano guerrero, no entiendo, ¿cómo los vamos a reconocer?«
«Fácil» se apresuró el guerrero. «busca a los muertos de hambre.»